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La realización del curso “Decision Making” creado por Harvard Manage Mentor es de incuestionable utilidad a la hora de tomar decisiones en una determinada organización, ya que, como se remarca varias veces, el proceso de toma de decisión puede ser complejo e involucrar la participación de muchas partes interesadas.
Cada decisión impulsa una acción, y es de primordial importancia comprender el contexto en el que operamos, con el fin de lograr un resultado que sea lo más posible efectivo.
En primer lugar, entre los aspectos más interesantes del curso, a la hora de tomar una decisión que conlleve un cambio en la organización, es aconsejable explorar diferentes puntos de vista, para poder identificar una amplia gama de opciones y llegar a un resultado que el grupo acepte, dejando de lado las opiniones y las preferencias personales.
Puesto que hoy en día resulta difícil que este proceso se desarrolle de forma fluida y eficaz, las recomendaciones de Harvard (2022) podrían ser, en este sentido, útiles para que los debates sean constructivos. Entre ellas:
- Fomentar un lenguaje que promueva la apertura a las ideas de los demás, sin juzgar ninguna opinión y proponiendo una perspectiva diferente al no estar de acuerdo.
- Requerir que personas con diferentes intereses trabajen juntas en aspectos específicos de la decisión, ya que podría ser una experiencia enriquecedora.
- Pedir a los miembros del equipo que adopten la perspectiva de aquellos que tienen un rol funcional que nunca han desempeñado. La clave para ser empáticos es entender como se sienten los demás, ya que cada persona reacciona de diferente manera a ciertos estímulos, dependiendo de su experiencia y su contesto.
- Implementar una conducta asertiva en el equipo de trabajo: saber decir lo que cada uno piensa de forma concisa, clara y directa, siendo por un lado realista, y por otro lado disponible a la hora de justificar y argumentar porque la idea propuesta es válida o inválida.
Un uso correcto de la comunicación interna en la organización es imprescindible para el desarrollo positivo de la misma. Según mi parecer, además de las numerosas buenas acciones que los expertos recomiendan, es fundamental que los miembros del equipo se sientan parte del proceso, a pesar de rol que desempeñan en la empresa. La exclusión de personas en la toma de decisiones causa un sentimiento de frustración que repercute en el resultado final; viceversa, la inclusión hace que cada individuo se sienta valorado y capaz de aportar un real beneficio.
En definitiva, además del resultado conseguido, me parece verdaderamente importante reflexionar sobre el proceso utilizado, con el fin de aprender de cada fracaso y éxito. En este sentido, un líder y su equipo deberían preguntarse si un enfoque alternativo habría funcionado mejor, si fueron útiles las herramientas de apoyo utilizadas, si se comunicó la decisión de forma satisfactoria y si hay algo que se podría cambiar en el siguiente proceso.
En otras palabras, es fundamental implementar la “cultura del error”, intentando crear un ambiente donde el fracaso se puede compartir y es un medio para aprender. Aunque todo ello requiere un gran cambio cultura, si se consiguiese lograr garantizaría a la empresa un retorno de valor sin precedentes.